martes, 6 de julio de 2010

Soliloquio de un juglar inquieto

Heme aquí hogaño, a las puertas de San Millán de la Cogolla, afanado en saciar mis conocimientos en el arte del Mester de Çlerecía, pues harto conozco el de Ioglaria, por haber sido la base de mi sustento diario, recorriendo Comarcas, Predios o Feudos, do la buenas gentes del lugar quisieran oírmelas fablar.
Quiero fablar curso rimado por la cuaderna vía, a sylabas contadas que es gran maestría, por eso pernocto junto a San Millán y acudo a clase diaria con los monjes, pues hollando esos polvorientos caminos para deleitar a las buenas gentes con mis romances, usando el lenguaje de Ioglaría, tuve conocimiento del Román paladino, traído como buena nueva por Gonzalo de Berceo: Quiero fer una prosa en roman paladino, en el cual suele el pueblo fablar a su vecino.
Atravesé antaño la erudita Salamanca, plaza importante en presente y futuro dentro de las letras, crisol de enseñanzas y embrión de saberes. Conocí de primera mano los estudios Salmaticenses y vide grande porvenir en materia de cultura que allá se enseña con gran diversidad de materias.
. Pernocté, jornadas varias, en el muy ilustre Monasterio de Silos, do saqué muy grata impresión de la labor del monje riojano Domingo, ansi como me quedó grabada la máxima del prólogo de la Orden Benedictina: Hodie si vocem eius nolite obdurare corda vestra. (Hoy, sí oyereis su voz, no endurezcáis vuestro corazón)
Vide en persona los avances del Scriptorium silense, con grandes aportaciones de muy eruditos monjes, por eso me urgía llegar a San Millán, para intentar empaparme de la sabiduría que mana del “pozo” sito entre estas seculares piedras. Id est; o sea, esto es.

1 comentario:

  1. Querido ntonio, me ha encantado este soliloquio, no sólo por lo bien escrito que está, sino también porque he realizado el mismo recorrido varias veces y he disfrutado enormemente de esas experiencias. Sigue escribiebdo así, querido amigo. Un fuerte abrazo.

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